Ya son más de 25.000 los bebés que cada año nacen en España por tratamientos de reproducción asistida que en 2014 ascendieron a más de 116.000 fecundaciones in vitro en nuestro país, según datos del último Registro de la Sociedad Española de Fertilidad, el más completo realizado hasta ahora.

Según los datos preliminares ofrecidos este jueves en el marco del Congreso de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), que se celebra durante estos días en Málaga, el número de procedimientos de reproducción asistida que se realiza en España es el más alto de Europa. Las cifras de este último registro son las más completas registradas hasta la fecha pues en su elaboración han participado 278 centros de fertilidad, un 70% más que el registro previo.

«La diferencia es que ahora es obligatorio que participen todos los centros y suponemos que así ha sido», explica Agustín Ballesteros, presidente de la SEF, quien adelanta que con estos datos se podrán hacer el primer mapa de la reproducción asistida en España, aunque esta fotografía no estará lista hasta dentro de unos meses cuando se hayan procesado todos los datos obtenidos. Así pues en unos meses, como muy tarde después del verano, se dispondrá del porcentaje de éxito de embarazo de cada centro o la proporción de embarazos gemelares de cada clínica, algo que hasta ahora no se sabía por lo que cada pareja tiene que escoger el centro donde acudir en función de su nivel económico y las referencias que pueden obtener de otras parejas o consejos de otros especialistas.

Porque actualmente son muchas las parejas que recurren a técnicas de reproducción asistida, en todo el mundo son ya más de siete millones de bebés que han nacido con estas técnicas. «Gracias a nuestro trabajo el porcentaje de niños nacidos con esta tecnología está en el 2-5%, cada año se producen un millón y medio de ciclos de FIV en el mundo», ha explicado Carlos Simón, director científico del IVI y de Igenomix, durante una charla en este congreso.

Se calcula que hay más de 48 millones de parejas infértiles en todo el mundo, bien porque un problema genético les impide tener hijos o porque la edad a la que se quiere concebir por primera vez se ha retrasado en España. «Hace falta educar a la población y desarrollar políticas sociales para que puedan tener hijos antes y también regular y mejorar las técnicas para que se vaya imponiendo implantar un solo embrión en lugar de dos o tres», explica Ballesteros.

La tasa de embarazos múltiples no se ha conseguido reducir en España y se sitúa en el 24% de las gestaciones en nuestro país. «Hemos disminuido el número de clínicas que transfieren más de dos embriones, incluso hay ya muchas que optan por uno solo, pero todavía la cifra de ciclos donde se transfiere dos embriones es alta y como hemos mejorado la calidad de estos embriones, con la mejora de las condiciones de cultivo, resulta que cuando se transfieren dos en muchas ocasiones termina en un embarazo gemelar».

El objetivo de bajar los embarazos múltiples es un reto a lograr porque estos conllevan más riesgo para el bebé (mayor probabilidad de prematuridad –el 70% de los bebés de un embarazo múltiple nace antes de la semana 37-, de tener bajo peso al nacer o de retraso del crecimiento) y para la gestante (mayor riesgo de preclampsia, diabetes gestacional…). Para ello es fundamental lograr el éxito de implantación de estas técnicas, que todavía sigue siendo bajo.

Pascual Sánchez, director médico de Ginemed, ha explicado durante una de las charlas del congreso que ha organizado Merck, cómo la clasificación de las pacientes es útil para mejorar el éxito de estas técnicas. «Para que tengamos un embarazo el resultado no solo depende de la estimulación, hay muchos factores, de la pareja, del control obstétrico y el protocolo del tratamiento, que aunque sea correcto a veces también los resultados pueden ser malos».

Sánchez señala la complejidad de la situación con la que se encuentran en el día a día en las clínicas ante pacientes con un perfil muy diverso. «Aunque sigamos un protocolo estándar si lo repetimos en la misma paciente tres veces sin cambios la respuesta va a ser diferente, porque hay factores que no se pueden controlar como el factor emocional, el momento de la realización del tratamiento, etc. Tener protocolos estándar está muy bien pero se deben de saltar cuando se adquiere experiencia».

Por otro lado, uno de los trabajos que se presenta en este Congreso incide en una tecnología nueva para reducir el número de embarazos múltiples. Se trata del trabajo presentado por Montserrat Lierta, de la Clínica Quironsalud de Zaragoza, en el que se muestra cómo la aplicación de un incubador cinematográfico permite seleccionar mejor al embrión y transferir sólo uno pero con alto criterio de implantación. Esta investigación demuestra que con esta tecnología transferir un único embrión tiene estadísticamente las mismas probabilidades de desencadenar un embarazo que cuando se transfieren dos.

Carlos Simón recuerda que esta especialidad ha avanzado mucho en los últimos años. «El trabajo ha sido ingente y nuestra obligación está en mantener la calidad igual de alta. Nuestra misión está claro que es obtener más ovocitos, más embriones y embarazos, pero creo que el juego ahora ya no está en esto sino en tener un niño sano».

Ahora, según este especialista, la tecnología permite analizar las anomalías genéticas que pueden estar detrás de la ausencia de embarazo o de la presencia de una enfermedad genética en un niño. «El riesgo genético existe. El 1% de las hospitalizaciones en los niños y el 20% de la mortalidad infantil se debe por causas genéticas. Por eso es muy importante cuando una paciente acude a nuestras clínicas con el deseo de tener hijos hacerle pruebas genéticas por si presenta mutaciones recesivas. Hoy se pueden prevenir estos problemas porque el genoma ya se desveló hace casi 20 años y los precios de secuenciación masiva del genoma están bajando mucho».

Según un estudio que Simón ha realizado en unas 5.000 personas, en el que analizaron 15000 mutaciones que cubren 548 genes asociados a unas 600 enfermedades, se ha comprobado que este test genético permitió detectar mutaciones recesivas en el 85% de los casos y un 5% de las parejas ambos miembros compartían la misma mutación, lo que supuso evitar el nacimiento de 12 niños con problemas genéticos.

Pero esto no es suficiente, según ha adelantado Simón, «creemos que el siguente paso es el diagnóstico preimplantorio no invasivo, simplemente analizando el medio de cultivo: los exoxomas que el embrión está produciendo o las copias de ADN mitocondrial. Porque conocer el estado cromosómico del embrión antes de su implantación es tan importante o más que conocer el estado cromosómico de la madre».

Otro proyecto que está realizando el grupo de Simón es intentar desarrollar un test que sea eficaz para conocer el momento indicado para transferir el embrión porque, lo que han visto hasta ahora, es que hay una gran variabilidad del momento idóneo en el que una mujer debe recibir este embrión. «Si el endometrio no es receptivo, aunque el embrión sea el rey, no va a funcionar. El mejor día para transferir el embrión a la paciente depende de ella, porque entre un 25-30% de los casos la ventana de implantación varía».

 

Documento sobre embarazo subrogado

Una de las iniciativas que más debate promete generar en este Congreso es el documento presentado por el Grupo de Etica y Buenas Prácticas Clínicas de la SEF. «Sentamos las bases y criterios de cómo debería hacerse la técnica reproductiva conocida como gestación por sustitución o maternidad subrogada. No es que apoyemos esta técnica o no, es que reconocemos una realidad que se está produciendo y nos adelantamos a una futura regulación que creemos que terminará produciéndose como así ha ocurrido en Portugal recientemente o como ya está legislado en otros países europeos como Inglaterra», ha explicado Rocío Núñez, portavoz de este grupo de la SEF. «Con este documento intentamos dar solución a un problema social que empuja a determinadas parejas a viajar a otros países para cumplir su deseo de ser padres», señala.

Entre los 13 puntos que establecen las bases generales de esta gestación por sustitución, destaca la obligatoriedad de que al menos uno de los miembros de la pareja subrogada, o la persona si actúa sola, aporte sus gametos ya que en otro caso desaparece la justificación para recurrir a esta técnica y se podría favorecer el comercio de niños. Por el contrario, no debe admitirse que la mujer que va a ser gestante aporte el óvulo para, de esta manera, intentar salvaguardar el principio de anonimato del donate de gametos que rige en ESpaña.

Estos especialistas recomiendan además en este documento que, de aprobarse legalmente en nuestro país este procedimiento, «la Administración deberá crear un registro de gestantes por sustitución, con el fin de que se puedan controlar las veces que se ha actuado como gestante de esta manera y evitar la reiteración que ponga en peligro su salud».

Finalmente, aunque todavía no se ha concretado la remuneración de esta gestación -algo que debe ser fijado por la Administración pública-, el documento establece que «no puede haber pago de un precio a la gestante, sino una compensación económica por las molestias, que incluya desde luego los gastos médicos relacionados con el embarazo que no tenga cubiertos».

 

Fuente original: elmundo.es